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Durante los últimos años hemos asistido al fenómeno de ver cómo todo lo relacionado con la historia de los vikingos está despertando mucho interés por conocer el pasado y la cultura de esos pueblos escandinavos. Series como Vikingos y algunas otras películas han resucitado la curiosidad entre el público por profundizar más en esa sociedad con mucha frecuencia relacionada con la barbarie, el saqueo y la destrucción de los pueblos que se encontraban a su paso y al que convertían en botines de guerra del que se apropiaban.
Los vikingos contaban con un sistema político basado en la aristocracia. Los reyes eran elegidos entre las principales líderes de ese pueblo. La sociedad vikinga estaba dividida en distintos estratos sociales, donde cada uno de ellos cumplía una función:
– Los Konugr y Jarl constituían la clase superior que dominaba al pueblo. En esta casta de élite estaba el rey y la clase noble y medían su riqueza y poder según el número de tierras que habían logrado acumular.
– Los guerreros eran el círculo más temido. Actuaban tanto de saqueadores como servían de ejército protector de su pueblo.
– Los campesinos se dedicaban a la administración de sus tierras, eran hombres libres y podían formar parte de la asamblea.
– Los comerciantes y artesanos también eran ciudadanos libres, poseían grandes destrezas comerciales, pero solo podían disfrutar de ciertos privilegios si adquirían tierras.
– Los esclavos o thrall constituían la minoría y su clase social estaba constituida por los prisioneros que eran apresados en las batallas y saqueos. Su labor se reducía a trabajar como esclavos para los vikingos más importantes.
Corría el año 793. A las costas de Linsdisfarne llega una oleada de naves vikingas sin que nadie note su presencia. Armados de espadas y hachas saquean el monasterio, asesinan a sus monjes y se hacen con un botín de joyas, oro y plata. Con la misma rapidez y el mismo sigilo con que llegaron, embarcaron el botín y a sus hombres y volvieron a sus tierras. Los eclesiásticos, y consejeros de los reyes empezaron a documentar y a informar sobre estos hechos, y de esta forma se inició la documentación de las primeras llegadas de los vikingos al resto del continente.
Los vikingos pronto se ganaron una reputación de terribles depredadores. Durante los siglos IX y X llegaron en oleadas arrasando las costas de Inglaterra, Irlanda y del imperio franco.
Los vikingos procedentes de Dinamarca y Noruega se expandieron hacia Occidente, al tiempo que los suecos se dirigieron a los países más orientales. Quizás por el exceso de población entre los vikingos o porque sus guerreros ansiaban alcanzar tierras donde sentirse más libres, las expediciones vikingas a otras tierras en principio fueron pacíficas y basadas en el comercio.
Los escandinavos controlaban la producción de pieles y del marfil obtenido de los colmillos de la morsa. Florecieron mercados como el de Dorestad en el bajo Rin. Animados por la creciente demanda de cuero, pieles y marfil, y de los cargamentos de joyas, vidrios y metales preciosos que transportaban los mercaderes de vuelta a casa, fue quizás el inicio de la piratería vikinga.
Los primeros ataques vikingos fueron al mercado de Dorestad, y a los comerciantes a los que perseguían a través de las rutas por las que transportaban sus mercaderías. Después los vikingos generalizaron sus saqueos a ciudades y monasterios. Para ello se valieron de que las viejas defensas romanas estaban abandonas desde hacía décadas o habían sido destruidas al refugio de la paz carolingia. Esta fragilidad de las defensas de las costas inglesas, irlandesas y francesas se convirtieron en los puntos flacos por los que penetraron las hordas vikingas. Los guerreros nórdicos, después de saquear los tesoros de lugares por donde pasaban, hacían prisioneros a obispos y abades y los intercambiaban por libros preciosos o dinero.
Tras los saqueos a las costas inglesas e irlandesas, La devastación de los monasterios y el asesinato de los religiosos que los acogían, a partir del año 840, confiados en su superioridad militar, los vikingos cambian de estrategia y, en lugar, de volver a sus tierras cargados con el botín, deciden pasar el invierno acampados en tierras irlandesas en lo que hoy es Dublín.
Alrededor del año 844, los vikingos viajan a Portugal y España. Se asentaron en Sevilla por un corto período de tiempo ya que los nativos pusieron una feroz resistencia y les obligaron a marcharse. Al año siguiente llegaron a París y, luego de engañar al rey Carlos el Calvo aceptando tres mil kilos de plata, volvieron para arrasar la ciudad y otros enclaves franceses como Verdún, Troyes y Toul.
Más tarde montaron su base de operaciones en tierras inglesas. Tanto daneses como noruegos, desembarcaban con ejércitos que viajan en embarcaciones de 30 metros de eslora y con capacidad para alojar a cien hombres cada una. Los vikingos suecos viajan hacia el este y llegan hasta el mar Negro y las tierras dominadas por el Imperio Bizantino. Algunos vikingos suecos logran gobernar en tierras eslavas. Sobre el año 985 los vikingos fundan las primeras colonias en Groenlandia.
Al final de la Era Vikinga, los escandinavos poco a poco van adoptando las costumbres de los pueblos conquistados y también renegando de los dioses paganos y bautizándose como católicos. Esta asimilación de las costumbres y la fe de los pueblos por los que pasaban fue el principio de la desaparición de los vikingos como pueblo saqueador.
En cuanto a las aportaciones a la cultura europea, sabemos que los vikingos desarrollaron el arte de tallar la madera que les permitía fabricar barcos de gran tamaño rápidos y eficaces para navegar en cualquier tipo de travesías.
También desarrollaron el alfabeto rúnico o de inscripciones rúnicas, que eran unas letras que se podían ver en piedras y maderas. Fueron los vikingos un pueblo que amaban los objetos elaborados en metal como los broches, aretes, cadenas y collares, y fueron los que crearon los peines. Las sagas literarias vikingas estaban construidas sobre historias reales de sus pueblos, además de llevar un registro minucioso sobre las estirpes de sus reyes. Gracias a estas crónicas hemos podido conocer la historia de los escandinavos desde sus orígenes.
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